Trece de julio del año de gracia de dos mil uno. La mañana ofrece una suave brisa que hace más soportable el calor de estío. Remonto en automóvil los empinados repechos de la carretera vecinal que une Chirles con Guadalest, atravesando collados de pinos, cumbres limpias de maleza, roca y risco. El Ponoch, la Serrella […]