Calp: de caminos y senyorets

No se te ocurra tocarle los mojones a un senyoret de poble porque te llevarás un buen disgusto. Avisado quedas, caminante. En tiempos antiguos les fites de terres i camins estaven clars; quien osaba invadir una finca para apacentar ganados o robar uvas podía encontrarse con la placa de latón y la escopeta del guarda de la Hermandad. Los guardas rurales de entonces solían tener muy malas pulgas. Tras la Guerra Civil, Franco los escogió entre «mutilados, excautivos, huérfanos de la contienda y los que tuviesen algún familiar asesinado por los rojos». Con esta legitimidad a las espaldas y bajo su sombrero de fieltro, estos funcionarios causaban mucho respeto. El campo tenía sus leyes, bien conocidas por todos. En caso de conflicto entre vecinos se avisaba a un prohombre, a l’home bo. Este juez de hecho, conocedor del territorio al dedillo, emitía un veredicto que respetaban las partes implicadas sin rechistar.

Para la confección del Catastro de Rústica de Calp de 1960 los prácticos echaron mano del ti Pepe Águeda, entre algún otro labrador. La intervención de estos venerables campesinos evitaba que en ocasiones los colindantes acabaran partiéndose la crisma por el pico de un bancal. El catastro de aquel año, elaborado con esmero, dejó negro sobre blanco lo que era tuyo y lo que era mío. Una cierta sabiduría antigua, una decencia de especie que hoy se ha ido perdiendo garantizaba la armonía general y el respeto común hacia los bienes ajenos.

Hace años visité la Consellería de Agricultura y Medioambiente de Alicante para informarme sobre la clasificación de las vías pecuarias (caminos de ganado) del término municipal. El técnico que me atendió se refirió a la aprobación de un documento de 1964, hoy vigente, que determina el trazado longitudinal y anchura de las antiguas coladas de las tierras de Calp. La denominada «Colada del Mar», tal como recoge nuestro PGOU, transcurre todavía a efectos legales a lo largo de los paseos marítimos de Levante y Poniente. La vía por la que antes trajinaban las tropillas de ganado es hoy una pista turística de ocio para locales y veraneantes. No lo veremos pero, técnicamente, uno puede sacar a pasturar cabras por la primera línea de la playa de Calp sin que pueda multarte un municipal. Así están las cosas, por ensalmo administrativo. Los caminos de dominio público no caducan. Eso dice la Ley.

A principios del siglo XX Calp vivió una fuerte polémica por un asunto de viarios. Doña Clara Torres Orduña era entonces propietaria del Troset Nou, finca que después perdería a causa de la quiebra de la banca benissera, de la cual era avalista. Por aquel tiempo se estaba terminando de instalar la línea férrea del trenet. Avanzados los trabajos, se hacía necesario abrir un camino que conectara la nueva estación con la carretera general y, desde este punto, con el pueblo. Este nuevo vial, que todos conocemos como usuarios de la estación, atravesaba la finca de doña Clara. Ella, indignada, no se hallaba dispuesta a que esta infraestructura afectase a sus terrenos y puso el asunto en manos de su hermano, Antonio Torres, «El Cacique de la Marina». La poderosa razón de familia se elevaba por encima del interés general; la senyoreta no iba a consentir que los calpinos de entonces anduviesen atravesando tan ricamente sus heredades. Al final el karma hizo su efecto, se abrió el camino, y en 1925 el ti Pere el Troset Nou adquirió la finca de doña Clara en pública subasta. El ti Pere es ascendiente ­—abuelo— del popular y polifacético Pablo Pineda Ferrer.

Los senyorets de entonces, los antiguos, conocían bien las leyes del campo, el derecho consuetudinario y los caminos de partida. Els antics senyorets eran férreos defensores de lo suyo, por supuesto, pero permanecían conscientes de que existen ciertos límites en el afán de poseer que sólo pueden traspasarse de forma artera. O robando directamente. Los senyorets de entonces no necesitaban robar, tenían conciencia de clase pero, si se apropiaban de los que no era suyo, lo hacían con la seguridad de que saldrían bien parados. Por algo eran señores de vidas y haciendas. A un senyoret del XIX, por ejemplo, no se le ocurriría contratar los servicios de un agrimensor (topógrafo) para que con su rudimentaria plancheta le dibujase el trazado de un camino que no existiese o que mágicamente pudiese transcurrir por donde al amo interesase. Eso estaría muy feo, sería ilegal: al práctico podría caérsele el pelo. Da la impresión de que els antics senyorets tenían bastante con lo suyo, siempre y cuando no se le antojara al final lo que fuera de otro.

En cambio, los senyorets del siglo XXI han evolucionado. Ya no tienen suficiente con lo que es de ellos, además pretenden quedarse con lo que es de todos. En lo que respecta a caminos, bienes de dominio público, habrá que señalar que éstos son inalienables, inembargables e imprescriptibles. La facultad de recuperación de estos viales del inmemorial está reconocida en el artículo 4 de la Ley de Bases del Régimen Local. El artículo 68 de esta misma ley expresa de una manera clara lo relativo al capítulo de actuaciones y responsabilidades.

La iniciativa impulsada por la Asociación Cultural y Ecologista de Calp, dirigida a la recuperación de los antiguos caminos rurales del término, hoy usurpados por particulares, es encomiable. Los trabajos ya concluidos por los responsables del departamento de Urbanismo Municipal han resultado magníficos a la hora de clasificar las vías catastrales, pero quedan cosas por hacer. En este sentido, ACEC puede contar con la colaboración de los estudiosos espontáneos que conocemos a fondo el territorio de Calp y sus antecedentes históricos. La documentación está a su disposición: tajo hay. Tanto tajo como señoritos listos contemporáneos, tan ansiosos ellos por acumular que nunca tendrán bastante.

13 Replies to “Calp: de caminos y senyorets”

  1. Conviertes en alumno al que te escucha. Siempre ilustrando.

    1. Cuento lo poco que sé, Carlos. Un placer hacerlo.

  2. como siempre, ilustrandonos amigo, interesante artículo, felicidades.

    1. Un abrazo, Tomás

  3. Molt interessant, José Luis. A Teulada també passa, molts assagadors han passat a millor vida. Alguns els han desviat per interessos dels ‘nous senyorets’. Una pena!!

    1. Una pena, Joan, pero hace falta voluntad política para revisar el asunto en profundidad y recuperar lo recuperable. Los ayuntamientos tienen el deber de defender nuestro patrimonio. A veces uno tiene la sensación de que en muchos aspectos nos hallamos todavía a mediados del XIX. Una abraçada.

  4. En Teulada los nuevos Señorets han inscrito en el Registro tramos de la Colada de Fanadix con el beneplacito del Ayuntamiento

    1. Estimado José Torres, sólo puedo recomendar que pongáis el tema en manos de la oposición o toméis medidas particulares. En Calp existe mucho miedo a exponerse, imagino que es el mismo caso que Teulada. Si no hacemos nada, de poco vale quejarnos. Felices Fiestas

  5. Manuel Pineda Ferrer dice: Responder

    Hola, José Luis! Magníficos artículos, este y uno anterior en que mencionabas el Troset Nou y el conflicto de la señora terrateniente con el camino de la Estación. Simplemente una pequeña precisión: el ti Pere el Troset Nou era el abuelo (no el bisabuelo) de Pablo Pineda. Adquirió ese trozo nuevo que se desgajó de la finca original de Dª Clara (de ahí su nombre Troset Nou) porque era el trozo que, cómo aparcero, llevaba trabajando desde que se casó su padre, que también se llamaba, si no me equivoco, Pedro Pineda. Quizá esa es la razón por la que pensabas que la compra la realizó el bisabuelo, y no el abuelo, de Pablo Pineda. Gracias de nuevo por rescatar estás historias, tan pequeñas y tan reales, de nuestra historia. Saludos.

  6. Muchas gracias por la aclaración, Manuel. Lo rectifico. Saludos

  7. Hola José Luis enla partida del Cosentari tanbien a Vian caminos Rurales que hoy día ande sapa recaído porque y cicerón un muro para tapar el acceso al camino Real que accedía a la carretera general del Pont del ferra de t es tierra Pertenecía a Juan Cabrera Ivars qua e redo Angela Cabrera Ivars su hija es una pena allí avía una era para el trigo yo soy la Hija de Angela y nieta de Juan Cabrera Ivars muchas gracias por su labor que está Haciéndolo por Calpe ????????

  8. Gracias a ti, Pepita Ángeles. Por allí estaban la casa del Chufo, La Senijera, entre otras

  9. He entrado buscando tu email y aquí me he quedado leyendo. Esta entrada no la compartiste en las redes o no la vi. Tal vez el problema es que los señoritos de ahora ya no son señoritos. O quizá todo va a peor y es más fácil dejarse arrastrar.