El proceso de expansión y transformación que experimentó Benissa durante la segunda mitad del s. XVIII, en su tránsito de villa medieval a villa moderna, se fundamentó en el nuevo carácter comercial de la agricultura: viña, trigo, almendras e higos como tipos de explotación principales dentro de un mercado próspero y creciente. La demanda de suelo produjo una fuerte presión sobre las tierras yermas en cuanto a su uso y explotación —antes abandonadas pero ahora cultivables—, y generó conflictos respecto a la titularidad de los terrenos: tierras francas o bien sujetas a jurisdicción señorial y, por lo tanto, sólo adquiribles por el labrador bajo cesión perpetúa en enfiteusis. La imposibilidad de adquirir tierras establecidas con antigüedad había puesto el objetivo general en las montañas, laderas y eriales que el Marqués de Ariza reivindicaba como suyos. Tal como indica Pastor Fluixà (2005: 166) para explicar el fenómeno y la traslación de bases económicas: En l’Edat Mitjana la ramaderia era possible perquè hi havia molta terra per a explotar, però quan la pressió demogràfica va començar a trencar terres i dedicar-se als cultius, la ramaderia havia de sucumbir.
ANTECEDENTES TEMPORALES
Hasta entonces, el sector meridional del territorio benissero, extendido por las estribaciones de las sierras de Oltá y Bernia, conformaba un espacio de montes y pastos que había soportado la actividad ganadera desde antiguo. La partición del antiguo término de Calp —que incluyó a Benissa y Teulada en el mismo territorio administrativo hasta 1386— contempló el uso común y franco de los pastos y el libre tráfico de ganado entre los montes de los nuevos tres términos resultantes. Este aprovechamiento conjunto, sin embargo, chocó en ocasiones con los intereses de las villas respectivas o con la defensa de las prerrogativas que reclamaba para sí el Señor jurisdiccional. Encontramos un antecedente al respecto en un pleito entre el síndico de la villa de Benissa y dos ganaderos de Calp, fechado en el año de 1573, que resolvería el barón Enrique de Palafox terciando a su favor en reclamación de sus derechos señoriales:
«En respeto de las acusaciones y clamos puestos contra Jayme Bonanat, y Juan Gil de la Villa de Calpe por el Governador, o, sindico de la Villa de Benisa por razón de haver abrevado sus cabras en el lugar de Canyelles, que esta en el termino de la Villa de Benisa. Attento que el lugar y parte donde esta la dicha agua en que abrevaron las dichas cabras, esta en el monte hiermo, que es de la Señoria, y no de la Universidad de Benisa declara, y manda que dichos clamos sean cancellados, y reserva a la Señoria qualquier derecho que le confiere por la dicha razón».[1]
Este testimonio, además de documentar el conflicto permanente de titularidad territorial y derechos de uso, sugiere la existencia de corrales en estos parajes como recurso elemental constituido por un espacio abierto y cercado de muro, de planta cuadrada básica, que experimentaría una evolución hacia una nueva forma y composición del espacio manteniendo un patrón común. El proceso de nueva ocupación del territorio para su habitación permanente se vertebró a lo largo del XVIII sobre el eje de la «casa de tros», denominación acertada por acercarse al sentido etimológico de vivienda rural sobre terrazgo anejo. Los trabajos realizados por Antoni Bañuls y Joan Pastor (2005) han incidido en ese nuevo concepto de edificación que los autores descubren a partir de la existencia de un corral primigenio; a este cuerpo se iban adosando posteriormente dependencias de almacén y habitación según crecían las necesidades de la explotación agropecuaria.
Las dos grandes casas de campo que ocupan nuestra atención tienen su origen, pues, en estas edificaciones primarias, de fundamental vocación ganadera, que resultan muy difíciles de datar. En este sentido, Cardona Ivars (2010: 27-32) documenta su existencia, ya en 1732, al consignar el avalúo de bienes del testamento de Joan Ivars del Pobil y Torres, instrumento jurídico otorgado ante el notario Gaspar Cabrera. Cardona reseña las dos viviendas, entre otros inmuebles rústicos y urbanos, como: casa i corral de ramat a la partida de Canelles, con una cabuda de 50 jornals, dels quals sis estaven sense rompre i la resta plantats de diversos arbres. Fitava amb l’heretat de Cardos, amb les terres de Josep Ivars «del Saliner», Joaquim Cabrera «de la Poma», la terra del Rei i la muntanya d’Oltà. En cuanto a la Casa de Cardos indica el texto con una cabuda de 170 jornals, dels quals trenta estaven sense rompre i la resta plantats de diversos arbres. Fitava amb l’heretat coneguda com a «del Rei» i la muntanya d’Oltà.
La primera casa, la de Canelles, corresponde a la denominada posteriormente como Casa d’En Gaspar. Creemos que la heredad tomó el nombre de su dueño, Gaspar Tous Tous (1696-1778), alcaide de Cap Negret y esposo de la benissera Teresa Ivars Bas, hija de Joan Ivars de Benissa y Francesca Bas de Xàbia. Esta hipótesis se refuerza con el hallazgo de una descripción de linderos en un título de propiedad. Se trata del documento notarial de una venta de tierras incultas en enfiteusis, celebrada en Benissa el 21/9/1746. En dicho acto se transmitía a Francisco Peris de Juan diez jornales «en término de esta villa de Benisa en la partida de olta que linda por abajo con el camino del Aljezar y con Tierras de Dn. Gaspar Tous, por los lados».[2] Sin lugar a dudas, esta descripción ubica los restos existentes del antiguo aljezar de Oltà junto a los terrenos de la finca de Terra Gaspar. Este trozo, junto al de Cardos y del Rei, se halla también documentado en el expediente de hidalguía instruido a instancias de Josep Ivars del Pobil en 1797, al aparecer citado en un deslinde de fincas dentro del testamento de Belanda Feliu, fechado éste en 1768.[3]
Ambas construcciones aparecen recogidas también en la relación de casas de campo del informe elaborado por órdenes del arzobispo Fabián y Fuero en 1791. Según documenta Ivars Cervera (2007: 179-185), en el listado del centenar de viviendas rurales benisseras de la época aparece, dentro de la partida de «Canélles o Caníllas», la «casa de campo con labranza del Dr. Pedro Yvars del Pobil, habitada»; a su vez, en el apartado de las partidas de «Orchélles i Ólta», se incluye «la casa de campo con labranza, vulgo de Cardós»,[4] del mismo propietario y también habitada. El dicho mosén Pere Ivars del Pobil (1741-1802), doctor en Teologia des de desembre de 1774, era germà dels pròcers Josep i Joan Ivars del Pobil —també clergue el segon—, màxims exponents de la família benissera. El pes de la saga recauria posteriorment en Josep Ignaci Ivars del Pobil Trilles, hermano de Clara Ivars del Pobil, quien resultó beneficiaria y heredera de las fincas al morir el clérigo. Cardona Ivars (2004: 16) documenta l’existència en 1794 de grans corrals situats en les partides de Albinyent, Cardos, La Ràpita, Mosèrec, Lleus, Camí de la Font d’Orxelles, Canelles i un conegut com «Corral dels Places». Aquesta informació indueix a pensar que la desena o dotzena de bestiars de Benissa pasturaven en terrenys particulars, en detriment de l’ús de la redona o bovalar.
En los amillaramientos de Benissa de 1861, las fincas de Cardos y Canelles presentaban unas cabidas de 300 y 250 hanegadas respectivamente. Al fallecer Clara Ivars del Pobil en 1860, tres años más tarde que su hijo Josep Atanasi Torres, los bienes familiares pasaron a formar parte del vasto patrimonio de los Torres Orduña vía herencia. Recogemos algunos indicios onomásticos a partir de censos y padrones de contribuyentes del s. XIX, tal son los ejemplos de Joaquim Ivars «Cardos», Miquel Crespo «Bosina de Cardos» o los hermanos Joan, Josep i Vicent Ausina, portadores del mismo apodo y vinculados a estas tierras de la partida.
LAS CASAS
La casa de labor de cierto tamaño –podía variar entre unos doce y veinte metros de fachada− mantuvo su identidad unitaria mostrando una estructura original a pesar de las reformas, transformaciones y modernizaciones que hubiese podido sufrir en el tiempo. Se hallaban situadas en predios que conformaban una unidad de explotación agropecuaria de al menos cinco hectáreas. Estas viviendas pertenecían históricamente al terrateniente benissero, quien cedía el uso y habitación al colono labrador para su aprovechamiento en régimen de arrendamiento o aparcería. Esta casa típica, como en los casos que estudiamos, consistía en un cuerpo principal de dos crujías paralelas a fachada, de planta rectangular, dos alturas y cubierta a dos aguas. En su parte lateral o posterior se presentaban adosados una serie de cuerpos, creando un patio o raso que articulaba la vivienda con las zonas de trabajo, corrales y establos. La tardía edificación del riurau o naya se verificaba como elemento exento o integrado por adosado a la arquitectura original.
Las casas de En Gaspar y Cardos, situadas a una distancia entre ellas de un kilómetro lineal, presentan similitudes apreciables en cuanto a su tamaño y disposición. En ambos casos, y a partir de la observación de sus restos, podemos calcular una superficie en planta, entre vivienda y corrales, de unos 400/450 m2. Responden al tipo de vivienda predominante que el arzobispo Fabián recogió en este entorno y catalogó como «casa de campo con labranza»: tipo que responde a la edificación enclavada en tierras de secano, campo o montaña. Debe entenderse por esta categoría la vivienda labradora autosuficiente, habitada permanentemente y dotada de las dependencias necesarias para constituirse en centro de trabajo y almacenaje de frutos, con sus corrales, establos, pajares y demás servicios anejos. El aprovisionamiento de agua vendría solucionado por la existencia de manantiales próximos o cisternas (aljubs) y pozos donde el agua de lluvia se acopiaría para su posterior consumo, bien humano o agrícola. En ambos casos nos encontramos con fincas donde predominaban los pastos y el terreno montuoso, con zonas abancaladas y dispuestas para los cultivos leñosos y el cereal. La presencia de eras de trillar y cups indican la capacidad de abastecimiento propio de productos elaborados como el pan y el vino. Apostadas junto a caminos de herradura, mejorados durante la primera mitad del s. XX, la Casa de Cardos se situaba junto al camino de Altea a Benissa por Lleus y la d’ En Gaspar en la misma dirección por el camino de Canelles.
DECADENCIA Y RUINA
Recogidas las dos casas en el seno patrimonial de la familia más poderosa de la comarca, ambas siguieron una suerte desigual para coincidir en el final compartido de su práctica desaparición. La Casa d’En Gaspar pasó a ser propiedad de Clara Torres Orduña,[5] casada con Joaquim Abargues Domenech. El marido, fallecido en edad temprana en 1886, fue socio y su esposa avalista de la banca local «Viuda de Abargues y Cabrera». Esta aventura económica, tras años de calamidades financieras, derivó en un concurso de acreedores y una ruidosa quiebra. El 19 de enero de 1925, Francisco Ivars Ivars, casado con María Josefa Ivars Ivars, propietario de la fábrica de muebles local, adquiría Terra Gaspar junto a otro trozo de monte colindante, a través de su compra en subasta pública al comisario administrativo por un precio de cincuenta mil quinientas pesetas. Posteriormente los terrenos serían arrendados a Joan Ivars «Camallá» por un 5% anual de su valor. Las últimas propietarias que verían la casa d’En Gaspar ocupada por masoveros serían las hermanas Josefa, Luisa, Matilde y María Ivars Ivars, hijas de Francisco Ivars y María Josefa.[6]
La Casa de Cardos fue transmitida a su vez a Antonio Torres Orduña tal como sucediera en el caso de su hermana Clara. Fallecido Antonio Torres, Cardos sería heredada por su hija Dolores Torres Sala.[7] El proceso de venta de tierras de los patrimonios históricos de las importantes familias benisseras se inició a principios de los años 40 del siglo pasado, y en muchos ejemplos sus ocupantes y labradores quedaron como nuevos propietarios de las casas de labor. En el caso de la Casa de Cardos, su venta se produjo en enero de 1942, en Pego, al ser ésta adquirida por el labrador Juan Baydal Giner. Todo apunta a que este negocio se trató de una operación puente que no afecto a su posesión real, puesto que años más tarde, en diciembre de 1951, la propiedad era transmitida a Vicent Serra Bordes «Cardos», esposo en segundas nupcias de Maria Josepha Tur Crespo, y a la sazón masovero de la casa durante la primera mitad del s. XX.[8] Sus padres, Miquel Serra Ivars y Joseph Bordes Ribes, de Calp, aparecen censados como ocupantes de la vivienda en el último tercio de la anterior centuria.
Abandonadas las dos casas y sus tierras durante los años 60 y 70 del pasado siglo, el declive de la agricultura y la ganadería y, sin duda, la profunda herida infringida en este entorno medioambiental por la construcción de la autopista A7 condenaron a estos parajes a una decadencia imparable que hoy se sostiene entre pinar, matorral y ruinas. De las antiguas estructuras en devastación puede obtenerse una visión aproximada de lo que en su día fueron estas casas pobladas por familias trabajadoras de numerosos miembros, grupos humanos habituados a las duras faenas del campo y a convivir cotidianamente con bestias y ganados. Especial aprensión produce contemplar las bocas de sus aljibes, con bóvedas de vuelta o sin ellas como vestigio de presentación. De entre las ruinas de ambas casas, como testeros, sobreviven dos paredones con ventanas descolgadas que se abren al cielo de poniente.
[1] ARV. Escrivanies de Cambra …
[2] AHMD. Protocolo de …
[3] Belanda Feliu Torres, viuda de Pere Ivars del Pobil, fallecería en junio de 1781 a los 74 años de edad (AHPB. …).
[4] Debemos prestar atención a la grafía que presentan las denominaciones de las distintas viviendas en el informe de Fabián y Fuero. Aparecen acentuadas con su pronunciación originaria de finales del S. XVIII. Así, la antigua voz «Cardós» ha cambiado a la actual Cardos, como la forma «Òlta» a la hoy convencional Oltà.
[5] Clara Ivars y Josep Atanasi Torres habían dejado la finca en herencia a Clara Torres Orduña. La escritura de transmisión de la propiedad se otorgó ante el notario de ….
[6] El título registral reza: «Rústica: Heredad con una casa de campo en término de Benisa, partida Lleus, de 39 hectáreas, 19 áreas, 34 centiáreas. Linda, Levante Jaime Ferrer y otros; Poniente y Sur, la herencia y Clara Torres y Norte, Juan Cabrera y otros». Reinscripción. Callosa d’En Sarrià, …
[7] En escritura otorgada ante el notario de Benissa, Juan Bautista Bordón,…
[8] El título registral indica: «Rústica: Tierra secana con una casa de labor en la misma enclavada situada en la partida de Cardos del término de Benisa, de cabida ciento veintiuna hanegadas o sea diez hectáreas, treinta y ocho áreas y cincuenta centiáreas, de los cuales cuatro hectáreas, quince áreas y cincuenta centiáreas son destinados a pastos y la restante tierra secana de inferior calidad; lindante todo, por Norte tierras de Pedro Vives Giner y resto de la finca de donde se segrega, Sur, de Don Juan Torres Sala y con el mismo resto; Este, con el repetido resto de las finca y Oeste con tierras de Don Juan Torres Sala, Miguel Serra Ivars y el mismo resto. Registro de la Propiedad de …
FONTS D’ARXIU
AHMB. Arxiu Històric Municipal de Benissa
AHMD. Arxiu Històric Municipal de Dénia
AHPB. Arxiu Històric Parroquial de Benissa
AHPA. Arxiu Històric Provincial d’Alacant.
ARV. Arxiu del Regne de València
RPB. Registre de la Propietat de Benissa
BIBLIOGRAFIA
BANYULS PÉREZ, Antoni & PASTOR CRESPO, Jaume (2004-2005), Les Cases de Tros a Benissa (La Marina Alta): els orígens d’una arquitectura per a la transformació agraria del territorio al Setcents, Canelobre, XLIX, pp.122-143.
CARDONA IVARS, Joan Josep (2004), Els totals de la població de Benissa. Ajuntament de Benissa.
− (2006), Els noms de lloc a Benissa. Benissa, Ajuntament de Benissa.
− (2010), Propietat i explotació de la terra a Benissa (s. XVII-XX). Benissa.
IVARS CERVERA, Joan (1999), La Marina Alta, segons l’informe Fabián y Fuero (1791). Pedreguer, Avellà Gràfiques.
LURI PRIETO, José Luis (2017), Masías, casas fuertes y otras cosas memorables. Asociación Cultural Roger de Lauria, Calp.
− (2017), El camino del Aljezar: hornos y producción de yeso en una ladera de la sierra de Oltá, Benissa. Llibre de festes patronals, 2017.pp 100-103.
PASTOR FLUIXÀ, Jaume (2005), Les Baronies de Calp, Benissa, Teulada i Altea, Calp. Biblioteca Valenciana.