En enero de 2008, este mismo fragmento sobre la fortificación del Calp del s. XVIII fue alojado en la desaparecida página web: www.ifach.org., donde permaneció por un período de dos años. De dicha página fue plagiado el texto por José Luis Menéndez Fueyo e incorporado a su tesis doctoral.
El contenido de esta entrada, “1747: erección de las murallas de Calp”, ha sido transcrito íntegramente sin hacer referencia alguna de autoría en el trabajo “Arqueología de la fortificación de la costa de Alicante en época medieval y moderna. El caso del sistema defensivo de Calp”, firmado por el doctor y arqueólogo medievalista José Luis Menéndez Fueyo, director del yacimiento de la Pobla de Ifac de Calp, y por Joaquín Pina Mira, licenciado en Historia. Este trabajo ha sido publicado en la revista MARQ. ARQUEOLOGÍA Y MUSEOS, 07. Museo Arqueológico de la Diputación de Alicante, pág 180-184, y además difundido en otros ámbitos académicos bajo el epígrafe “El sistema defensivo de Calp (Alicante): Un ejemplo de fortificación medieval en transición al modelo renacentista”, pág 7-10.
Este fragmento, que presentamos aquí en forma de artículo, pertenece al libro “Calpe, tierra y almas 2”, publicado en Calp en octubre del año 2002. Esta aportación, inédita en su día, supuso la recuperación del trazado y delimitación del segundo cinturón de murallas de la población. El trabajo fue elaborado por José Antonio Sala Jorro y José Luis Luri Prieto, contando con la colaboración del investigador local Andrés Ortolá Tomás. La tirada de ejemplares de la obra fue de 1.000. El proyecto careció de subvención o ayuda oficial alguna para su financiación: todos los costes derivados del mismo fueron asumidos enteramente por sus dos autores.
“El ataque pirático del 22 de octubre de 1744 supuso la confección de la primera cartografía conocida del pueblo de Calpe. A partir de ese instante se inician una serie de gestiones que dieron como resultado, la fortificación con un doble cinturón de murallas que rodeó completamente la ciudadela primitiva y los arrabales. El 21 de diciembre de 1746 se le da el visto bueno al proyecto definitivo presentado por el ingeniero Carlos Desnaux, el cual había sufrido varias modificaciones debido al coste y a las dificultades del terreno. El Julio de 1747 ya se encuentra el muro que rodea completamente el arrabal concluido en todo su perímetro y las dos puertas a punto de colocarse.
El 8 de enero de 1748 el cura de Calpe Roque Vives escribe al Marqués de la Ensenada dándole las gracias por las obras ejecutadas. El coste total de dichas obras fue de 64.294 reales de vellón. El 20 de Marzo de 1748 faltaban todavía los dos cañones de a 8 que tenían que ir situados en el baluarte de la Pesa y unos 150 fusiles prometidos por el difunto Marques* de Pozoblanco. El recinto exterior quedó con dos puertas, la llamada del Mar (final calle de Puchalt) y la de Altea, junto a la plaza del mercado (plaza de España) . En aquel momento se consideraba que las plazas donde se hacía mercado debían estar comunicadas con el exterior. De este segundo cinturón de muralla no queda nada, sólo unos pocos trozos en algunos patios de las calles José Antonio, Mar y Purísima. El trozo más grande fue demolido al construir el edificio el Portal.
La histórica puerta de la ciudadela, El Portalet, se cambia por una nueva durante las reformas de 1747 a un coste de 400 Reales de vellón. Se repara en 1834 por 38 reales. Con el derribo del emblemático edificio del Portalet en 1927, se cierra una de las páginas más importantes de la historia calpina. Su puerta acabó siendo utilizada como pasarela en el barranco del Quisi y finalmente no pudo resistir el embate de las aguas y fue arrastrada al mar y, seguramente estará en la desembocadura del río.
La expansión de la ciudadela de Calpe durante el siglo XVII y mitad del siglo XVIII había obligado a sus habitadores a residir fuera del antiguo recinto amurallado. Dicho ensanche se había concretado en la consolidación de dos arrabales, uno orientado al sur, ajustado a las cotas de nivel, y otro hacia el este, en los llanos del Salvador. En este arrabal occidental aparecían claramente definidos los viales que hoy son calle Mayor y San José, y en el lado sur las calles Soledad, Pescadores, Puchalt y San Roque.
Las edificaciones del arrabal orientado a mediodía se elevaban sobre bases de mampostería para salvar las diferencias de altura y para permitir una mayor defensa del conjunto. Restos de estas edificaciones se pueden aún contemplar en la actual calle del Mar. Al este del antiguo recinto fortificado se habían habilitado unas dependencias para juegos de pelota, a la altura de la calle Trinquete, hecho que justifica su denominación. La única solución que se había podido habilitar para dotar de alguna prevención y defensa a todo el conjunto de las edificaciones de la villa, era el levantamiento de tapias cerrando el hueco de las bocacalles, de forma que, entre casa y casa se levantaban paredones de corta altura, la que tuviesen las viviendas vecinas entre sí. Dichas muradas serían fáciles de tumbar o escalar, y además debían ser objeto de continuas reparaciones por su escasa consistencia.
En mayo de 1745, el cura de Calpe, Mosén Roque Vives, en misiva dirigida al Marqués de la Ensenada, previene de los trágicos sucesos acaecidos en la villa durante el año 1637 y solicita que se tomen las oportunas medidas para defender tales insultos con la reparación y mejora de la fortificación entonces existente. En julio del mismo año el ingeniero jefe Don Nicolás Bodín realizaba un primer reconocimiento sobre el terreno, levantando los primeros planos. La propuesta de Bodín se fundamentaba en que la edificación de un pequeño fuerte con dos cañones para prevenir villa, aduanas y almacenes “no salvaba a los de Calpe del riesgo a que se veían expuestos ni era medio de acallar sus clamores por lo dilatado de las obras y los costoso de ellas para lo que faltaban caudales en el presupuesto anual de la Generalitat”. La solución apuntada por el ingeniero consistía en reparar las antiguas murallas existentes y sus puertas añadiendo un parapeto para poder disparar a cubierto y disponer sobre los cubos de la muralla y la torre del Macho se pusiesen algunos cañones de corto calibre. El informe de Bodín confirmaba que la ciudadela consistía en 25 o 30 casas pequeñas y la mayoría de la población ocupaba los arrabales por lo que una repentina invasión dejaría expuestos ” a personas, mujeres y niños con los frutos de sus cosechas”.
Hasta aquí llegó la intervención de nuestro técnico por su fallecimiento repentino. Su levantamiento del plano topográfico sería fuertemente contestado, como veremos posteriormente. Sobre la base de sus planos fue el ingeniero extraordinario Don Diego Ponfrondy quien instruyó la disposición de las murallas , parapetos con sus aspilleras, la colocación de buenas puertas bien herradas y el cierre de todas las bocacalles del arrabal, cegando las puertas y ventanas que dieran al campo y abriéndolas hacia el interior de las calles. El 24 de Mayo de 1746 un nuevo informe del ingeniero Don Carlos Desnaux contradice lo aconsejado por Ponfondry. El informe revela que tras el reconocimiento in situ, el cierre de bocacalles, puertas y ventanas del arrabal “es obra de poca utilidad para su defensa por ser las casas que miran a la campaña de diferentes alturas y partidas de mala construcción, de manera que se pueden hacer con mucha facilidad aberturas en los malos muros de ellas y entrar en dicho arrabal, o subir por los tejados. Además cerrando puertas y ventanas quedarían la mayor parte de las casas inútiles por no tener ni salida ni luz y otros inconvenientes”. De hecho el acometer las obras como señalaba Ponfondry hubiera sido un trabajo menor, pues con pocos medios se habría mejorado el sistema de defensa promovido por los propios calpinos que ya se había probado insuficiente.
El proyecto que presenta Desnaux, en primer lugar, tras las valoraciones esgrimidas, contempla el amurallamiento exterior de la villa con el refuerzo de cuatro baluartes, flancos y banquetas de pequeñas dimensiones. Los muros se proyectan muy ceñidos a las edificaciones existentes. Es evidente que se intenta economizar al máximo el coste de la obra, pero el documento presenta algunos inconvenientes. En primer lugar, se dificulta la posible futura expansión de la nueva ciudadela, y en segundo, los baluartes no protegen eficazmente las puertas de Altea y el Mar. Por otro lado, las condiciones orográficas son determinantes al diseñar el emplazamiento y en todo momento el factor económico preside las deliberaciones de los técnicos.
Finalmente los argumentos de mayor eficacia defensiva y expansiva triunfan, se aprueba un proyecto que contempla el amurallamiento exterior de los arrabales con distintos criterios; estamos a inicios de 1747.
El trazado definitivo se compone de cinco baluartes, de planta trapezoidal, cerrados por los lienzos de murada, con un perímetro de recinto de unas 400 toesas, unos 780 metros lineales, con las siguientes características:
1.- Baluarte del Rey.
Bautizado en honor del rey Fernando VI, se situaba en el extremo sureste de la villa, formando vértice con la hoy avenida de Ifach y calle del Mar. Ambos lados eran de una base de 25 metros cada uno, y contaba con unos 250 m2 de superficie de banqueta. El lienzo de muralla que transcurría por las medianeras posteriores del ayuntamiento actual, conectaba con el segundo bastión.
2.- Baluarte de la Reina.
Construido con tal denominación en homenaje a la reina, Doña Bárbara de Braganza, Infanta de Portugal. Se localizaba en la confluencia de la actual calle del Cristo con la avenida de Ifach, invadiendo su fachada orientada al oeste. Era de más pequeñas dimensiones, unos 200 m2, con dos flancos en cuña de 20 metros cada uno, y de él arrancaba la murada a buscar el tercer bastión.
3.-Medio baluarte de la Iglesia.
Recibe la denominación por su proximidad al templo parroquial. El arranque era próximo al inicio de la actual calle Trinquete desde el casco, entrando en cuña a invadir y atravesar la calle Paternina y entroncaba con el muro en la fachada orientada al norte de la hoy calle Campanario. Su superficie era de unos 100 m2, con un flanco oeste de 28 metros de largo.
4.- Medio baluarte de Santa María
De mayores dimensiones, unos 450 m2, protegía la puerta de Altea y las incursiones por el camino de Alicante, con una fachada oeste de 38 metros. Corrían sus lienzos a lo largo de las medianeras de las actuales calle Cervantes y José Antonio hasta cerrarse en ángulos con la fachada orientada al sur de la calle San José. De este punto arrancaba la murada en dirección sur, a lo largo de las medianeras traseras de las futuras viviendas de la calle Purísima hasta el siguiente bastión.
5.- Baluarte de San Salvador.
Partía el baluarte de la medianera trasera de la Casa de la Senyoreta a buscar la también medianera trasera de la Escuela de Pesca. De ahí, se cerraba al lado este de la calle Soledad. Alcanzaba un área de 200 m2, con un flanco a poniente de 30 metros.
6.- Baluarte de la Morería.
Resguardaba los posibles ataques por la Puerta del Mar junto al Baluarte del Rey. De muy pequeña superficie, unos 60 m2, se localizaba sobre las escaleras actuales que desembocan de la calle Pescadores en la del Mar. Su nombre se debe por la proximidad al paraje donde se ubicaba la antigua morería, próxima a la Avenida de Masnou actual.
A lo largo de este recinto con sus banquetas de tierra que permitían ganar altura intramuros, se señalaba una zona que no podía llegar los vecinos de dicha villa con la fábrica de sus casas y plantío de sus árboles, y corresponde a un deslinde marcado confitas, que guardaba una distancia con el muro que variaba de 5 a 20 metros según las zonas.
El coste total de las obras, presentado en Valencia el 24 de septiembre de 1747, excede en mucho las estimaciones del proyecto inicial, y da lugar a un requerimiento del Marqués de Pozo Blanco al responsable director de las mismas, don Juan Bautista French, para que justifique tal desajuste. A instancias del Brigadier ingeniero director Desnaux, French remite al Marqués sus motivos. En su respetuosa carta lamenta ser tratado como un “Ingeniero recién salido de la academia” y justifica el exceso del coste de ejecución porque
“visto el original del proyecto en nada es semejante al terreno, y sabiendo Vd mucho mejor que yo que los planos sobre los cuales se intenta formar un proyesto* deben hacerse con la mayor exactitud y cuidado, y deben sobre todas cosas representar y dar un perfecto conocimiento de la naturaleza y forma y figura del terreno sobre el cual se intenta proyectar, para cuya razón estas comisiones suelen darse siempre a los ingenieros más hábiles y más inteligentes, como lo he visto practicar de 21 años a esta parte en el cuerpo, siendo imposible que algunos que son de el de 32, y salieron de la infantería adultos ya, porque sabían que era punto línea y los primeros rudimentos de la fortificación, creyéndose grandes hombres de esto, sean capaces nunca de representar sobre un plano un terreno sin tropiezo, porque este arte y ciencia sólo la aprenden los ingenieros mozos , trabajando en el cuerpo bajo la dirección de ancianos inteligentes y sabios”.”
*Error tipográfico de la web www.ifach.org que respeta y absuelve nuestro transcriptor.
PLANO PROPUESTO DEL TRAZADO DEL SEGUNDO AMURALLAMIENTO (2002)
Buenas noches, Jose Luis quería felicitarle por su entrada y pedirle permiso para usarla para hacer un proyecto en el instituto de Calp.
Un saludo
Encantado, Ángeles, si necesita cualquier material, cuente con él. Saludos
Un documento en toda regla. Un gustazo.
Fantástica entrada, enhorabuena.
Me gustaría hacerle una pregunta si no es mucha molestia, en la actualidad hay un pedacito de lo que, en mi humilde opinión, creo podría ser parte de la muralla original que protegía los arrabales situados en los alrededores de la primitiva ciudadela. Está situada en la calle del mar, tan solo a unos metros a la derecha de la entrada a la calle de los pescadores.
¿Estoy en lo cierto?
Gracias por tu comentario, Javier. Creo que estás en lo cierto, desde luego, el lienzo de muralla transcurría por ese punto. La altura era de unos cuatro metros y es muy posible que este trozo rebajado se salvase de alguna de las reformas que fueron realizándose durante siglo y medio hasta hoy. Saludos. Luri
Muchas gracias Jose Luís, la verdad es que no me había dado cuenta hasta mi última visita a Calpe, paseando por la calle del Mar vi ese pedacito de muro y comprobé (gracias a tus planos), que coincidía exactamente con el trazado, tampoco me pareció una construcción lógica cómo para haberla hecho en la actualidad, con alguna intención comercial o algo parecido, por lo que todo me llevaba a pensar que podía tratarse de un pedazo de historia importante de Calpe.
Un saludo.
N’ayant pu trouver l’information, je me permets d’utiliser votre blogue pour savoir si il est toujours possible d’ acquérir votre ouvrage ” Calpe Tierra y almas ” ou bien son édition électronique ? Quelles en sont les modalités d’acquisition ?
Grand merci
Cordialement
Jacques Sala
javs263@hotmail.com
Le contesto por vía privada. Muchas gracias