
Esta curiosa reseña, firmada por “Tamoe” en El Liberal de Alicante, documenta el estado del camino litoral desde Alicante a la villa de Calp. Al mismo tiempo, nos aporta un dato muy interesante: la destrucción por un fuerte temporal del puente Mascarat, apenas unos meses después de su finalización. Las obras de reparación se iniciaron seguidamente y la reconstrucción quedaría completada en el año 1889.
“Ya hacía tiempo que no recorría la región que en la provincia se conoce con el nombre de la Marina, y confieso que, si bien el viaje no es, dados los tiempos, cómodo, es sumamente agradable, bajo el punto de vista de las impresiones recibidas.
En efecto, echando al olvido el malestar sentido durante el trayecto de esa capital al vecino pueblo de san Juan, malestar que es producido por el pésimo estado de la carretera, y fijándonos sólo en la belleza del paisaje, multitud de preciosas quintas, pertenecientes a conocidas personas de Alicante, variedad de cultivos, frondosidad y abundancia de arbolado…
El trayecto hasta Villajoyosa no puede ser más variado; ya se atraviesan caseríos situados en llanuras bien cultivadas; ya se cruzan elevados montes, áridos y desnudos los unos, cubiertos de árboles los otros; ahora acude el mar a lamer dulcemente la planta de esos colosos…
A mi llegada a este pueblo presentaba bastante animación con motivo de celebrarse por la parte de ingreso una fiesta que puede llamarse de barrio. Este se hallaba adornado de arcos de follaje, flores y cintas, y un numeroso concurso de jóvenes, cruzaban de un lado para otro, llevando para todos lados la alegría y la algazara… Este pueblo, ayer floreciente y rico, viene en decadencia notoria, hasta el punto que en un reducido número de años, ha vejado su población en algunos miles de almas. Esto motiva que haya muchas casas en ruina, que valgan poco, y que ciertos barrios, ayer los más populosos, como dos de la marina, estén punto menos que despoblados…
En Altea sólo me detuve un día: lo suficiente para poder admirar su bella y accidentada campiña, y para saludar a los buenos amigos que me distinguen con su aprecio. El pueblo prospera de un modo extraordinario, a juzgar por el no escaso número de casas que se edifican: en la carretera se ha formado en poco tiempo una espaciosa calle, y su Audiencia de lo criminal, es digna de ser visitada. ¡Lástima que el templo que remata el caserío en anfiteatro no haya adelantado en su construcción, tan necesario y deseado por el vecindario!
Aprovechando la diligencia de la noche salí para Denia: la luna alumbraba el trayecto presentando en el mar ancho camino de oro y embelleciéndolo todo, lo mismo a los sonrientes valles que a los escarpados promontorios; pequeños islotes que semejaban ninfas entre las movientes aguas…El coche tuvo que desviarse de la carretera un poco más hacia acá de los túneles recientemente construidos, a causa de hallarse aún sin levantar el puente, por cierto pequeño, que hace más de un año fue arrebatado por las corrientes de las aguas; se ignora cuando se llevará a cabo tan necesaria obra; tal vez cuando alguna desgracia venga a hacer más patente su necesidad…”