El Mas dels Horts, Canelles, Benissa

El Tros dels Horts, con su masía centenaria hoy reducida a ruinas, se constituyó desde antiguo en una de las más bellas heredades de la partida benisera de Canelles por su regalo natural del agua. Este recurso, procedente de una pequeña fuente, dotó siempre a esta tierra de un uso fecundo que permitió el establecimiento humano –desde finales del s. XVIII- y dio lugar al topónimo con la vida fértil de sus huertos.

Situado a unos ocho kilómetros de Benissa y a cuatro de Calp, el tros se hallaba comunicado secularmente con ambas poblaciones por caminos de herradura de difícil tránsito; la vida cotidiana se encontraba muy ceñida a la de los pequeños núcleos rurales existentes en las sierras: Casas de Oltá, Casas de La Mola, Casas del Barranc Salat y partida de Canelles. El estudio genealógico de estas estirpes campesinas muestra la realidad de una pequeña sociedad dispersa por los montes y unida a través de estrechos lazos endogámicos.

Podríamos datar la casona de labor en la primera mitad del s. XIX. Debió de ser levantada a partir de la estructura de una vivienda anterior más elemental. Construida en dos plantas, presenta el aspecto desolado de la típica construcción de monte o secano, con sus instalaciones anejas, almacenes y corrales. Constaba de un edificio principal de dos crujías paralelas a fachada, planta baja y cambra, del que hoy quedan restos de sus muros, alguna jácena y vestigios arquitectónicos dispersos entre escombros y maleza.

A mediados del s. XIX la finca era propiedad de doña Clara Ivars del Pobil y Trilles y presentaba una extensión amillarada de unas doscientas cincuenta hanegadas, según reflejan los registros del Ayuntamiento de Benissa correspondientes a 1860. Doña Clara Ivars del Pobil era hija de don José Ivars Felíu, ciudadano de Benissa, casado con Francisca Trilles Felíu, a quienes atribuimos la edificación del mas. Doña Clara contraería nupcias con don Antonio Torres Ivars del Pobil (n. 1770), miembro de una de las estirpes nobles de la población.

Los masoveros de la casa, desde la primera mitad del s. XIX, fueron miembros de la familia apellidada Molines; estos aparceros labraron las tierras hasta bien entrado el s. XX. La familia procedía de la vecina partida rural de Pinos, aunque sus raíces se hallan en la villa de Tárbena, de donde surgen todas las ramas acomodadas en nuestra comarca. Los primeros Molines de los que tenemos noticia, originarios de la mallorquina población de Santa Margalida, se establecieron en Tárbena en el año 1612 junto a otros treinta y cinco repobladores. Lo hicieron en la persona de Joan Molines, quien recibió tierra y casa en esa villa con la obligación del pago de una renta anual y una rendición y partición de frutos.

El primer Molines nacido en la montaña de Tárbena fue Pere Molines Estalrich, hijo de Cristòfol y Catalina, que fue bautizado en aquella población el 18 de enero de 1620. El establecimiento de la familia en tierras beniseras se produce con el casamiento de Miguel Molines Molines y Francisca Femenía Cardona, celebrado en la iglesia de Benissa en abril de 1815. Cardona Ivars documenta la propiedad de 363 hanegadas de terreno en el Romeral de Les Pedrisses, año 1898, a favor de José Molines.

 

Don Carlos Torres Orduña adquirió la heredad dels Horts vía herencia el día 1 de Septiembre de 1895. Una vez fallecido, en 1934, el bien pasó a formar parte del extenso patrimonio de su sobrina Luisa Cabrera Abargues, quien conservó la propiedad algunos años. La finca dels Horts fue partida en 1942 y adquirida la masía y un trozo del terreno, de unas ocho hectáreas, por Isabel Ivars Vives. El resto, unas cinco hectáreas, se vendió al año siguiente a José Molines Ivars y esposa, María Femenía Ibáñez, por un precio de mil seiscientas pesetas.

 

En la actualidad, el popular vecino Pere Molines, descendiente directo de los Molines dels Horts, habita el mas. Una parte del mismo ha sido reconvertida en una nueva vivienda de moderna edificación, amplia y cómoda. Pere dels Horts, amante de este entorno y de la cultura de la tierra, lucha por mantener vivas las señas de identidad del cosmos rural al que se siente pertenecer, y lo hace de forma activa.

Pere publicó en el año 2014 un excelente trabajo titulado “Entre Calp i Benissa: costums, agricultura i saviesa: l’art de la terra“. La obra, editada por el Ayuntamiento de Calp, ofrece una visión personal de este terruño labrador del que apenas se conservan hoy algunos trazos en forma de naturaleza abandonada, recuerdos y reliquias. Los testimonios de Pere Molines proceden de ecos y voces del pasado: sus aportaciones transmiten valores y conocimientos pertenecientes a una cultura que se ha perdido irremediablemente.